viernes, 10 de febrero de 2012

Capítulo 1: Ocio Marica

España se vuelve un poco loca. Pese a que nosotros gozamos (o solíamos gozar) de un sano y negrísimo sentido del humor, no aceptamos que otros lo celebren si nos utilizan como diana, fustigamos a quienes no se lo merecen y vislumbramos horizontes inciertos en un año que está llamado a convertirse en uno de los más insubstanciales de cuantos se recuerdan. Y no únicamente  porque las cosas estén mal, si no por las barbaridades que nos cuelan mientras tanto.




Con el inicio del nuevo máster he olvidado lo que es tener vida social, o una vida a secas. Salgo menos, follo menos, voy menos al cine... recuerdo con emoción aquellos días en los que volvía de fiesta esquivando a hombres trajeados con expresiones muy tristes en el rostro. Yo también fui uno de ellos hasta que dejé de trabajar para zambullirme de nuevo en el mundo académico, supongo que para evitar caer en las redes de empresas grises con salas de descanso en las que las paredes se caen a cachos y el único sofá disponible para un equipo de más de veinte personas tiene manchas de comida y aspecto de haber sido rescatado de un descampado de las Barranquillas.

Fue en una de las salidas que efectué con motivo de la celebración de mi libertad  y, bueno, el cumpleaños de una amiga, cuando volví a pensar en esto que voy a contaros. Salimos por Móstoles, que, para quién no sepa, es un pueblo pequeño al sur de Madrid lleno de pipas y chicas con cara de prostituta acosada por las desgracias de la vida. Me encantaría tener un blog influyente para lanzar al aire una súplica (para los que me sucedan, que a mi, espero, me queda poco) que fuera debidamente atendida. Móstoles necesita OCIO, y, llevándolo a mi terreno, también OCIO para maricones. Que es muy cansado tener que ir a buscar un polvo a Madrid porque los maricas del sur que encuentras en MANHUNT o BAKALA.ORG te obligan a follar delante de los cuadros de sus respectivas familias y te reciben como si fueras un asesino de niños buscado en medio mundo. 

Los maricones de Móstoles necesitamos discotecas oscuras con apartados que huelan a lefa y a humanidad, que poco a poco vaya sacando de la oscuridad más rancia a otros maricones de la zona y el sexo se viva, de una vez por todas, de una manera más natural. Así que desde aquí, desde este humilde blog, animo a empresarios y a asociaciones LGTB a ponerse manos a la obra y conseguir que esta ciudad de mierda comience a brillar antes que sus hermanas. 

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